Tal día como hoy hace un año preparaba yo un disfraz de la Hilton que no me puse -afortunadamente salvo por andar de Gloria Gaynor poco después.-.
Los años par me suelen traer suerte pero este no arrancaba demasiado bien...
Pasaron los días el sentido común se volvió alcohol en mis venas.
Pasaron los meses y el veneno ya rezumaba por todo lo real y lo irreal.
Apunto estuve de volver hacer de la humillación mi sendero, del maltrato su victoria.
Pero, je... Se equivocaban.
Sólo estaba dando las últimas puntadas a la mayor de las venganzas.
Me costó incendiar el mismo infierno pero, como se suele decir, era necesario...
Para la mitad del año tocaba limpiar, cuidar de los pocos mios que quedaban, llorar con ellos, por su suerte o su desdicha. Tocaba no mirar atrás.
Los años par me suelen traer suerte pero este no arrancaba demasiado bien...
Pasaron los días el sentido común se volvió alcohol en mis venas.
Pasaron los meses y el veneno ya rezumaba por todo lo real y lo irreal.
Apunto estuve de volver hacer de la humillación mi sendero, del maltrato su victoria.
Pero, je... Se equivocaban.
Sólo estaba dando las últimas puntadas a la mayor de las venganzas.
Me costó incendiar el mismo infierno pero, como se suele decir, era necesario...
Para la mitad del año tocaba limpiar, cuidar de los pocos mios que quedaban, llorar con ellos, por su suerte o su desdicha. Tocaba no mirar atrás.
Un día, así, a lo tonto, ocurrió lo que pocas veces cada muchos años.
Durante unos segundos, unos ojos y una voz me rebosaban el alma provocando un escalofrío paralizante de esos que susurran un destino en la lengua de Babilonia.
Lo de la voz era lo de menos, pero sabía -lo sabía- que seguir esa voz me llevaría a algo que me estaba esperando. Y tras un mes de camino lo encontré a él.
Y todo cambió.
Visité a viejos amigos en Barcelona y Madrid. Mallorca y París venían prendidos de los bajos de tu pantalón. Los primeros 9.000 kilómetros sirvieron para conocerte mejor, bajo la lluvía, bajo el mar, bajo la noche casi siempre cuando tocaba retirada.Durante unos segundos, unos ojos y una voz me rebosaban el alma provocando un escalofrío paralizante de esos que susurran un destino en la lengua de Babilonia.
Lo de la voz era lo de menos, pero sabía -lo sabía- que seguir esa voz me llevaría a algo que me estaba esperando. Y tras un mes de camino lo encontré a él.
Y todo cambió.
Chick Corea, Stanley Clarke, Al Di Meola, Luís y Hermes. Todos en la misma noche.
A Poquito lo encontré la tarde de antes y todavía anda maullando el muy canalla.
Ha sido un año difícil. Demasiados sacrificios y asunciones. Un año que deja muchas bajas a mi vera y en la de los míos pero con una increíble promesa: un bebé viene en camino y será alto -eso seguro-.
Obviamente nada de esto tiene mucha importancia.
Hoy un médico en Gaza es una de las personas más importantes del mundo.
Esa es una historia importante. La mía no.
Qué le pido al año próximo? A poder ser, que no venga impar.
Y que se deje de mariconadas y se quede más tiempo que este último, a ver si tengo ocasión de ver a Nickelback en directo de una vez por todas, carajo.