30.12.08

Par de impares



Tal día como hoy hace un año preparaba yo un disfraz de la Hilton que no me puse -afortunadamente salvo por andar de Gloria Gaynor poco después.-.

Los años par me suelen traer suerte pero este no arrancaba demasiado bien...
Pasaron los días el sentido común se volvió alcohol en mis venas.
Pasaron los meses y el veneno ya rezumaba por todo lo real y lo irreal.
Apunto estuve de volver hacer de la humillación mi sendero, del maltrato su victoria.

Pero, je... Se equivocaban.

Sólo estaba dando las últimas puntadas a la mayor de las venganzas.
Me costó incendiar el mismo infierno pero, como se suele decir, era necesario...

Para la mitad del año tocaba limpiar, cuidar de los pocos mios que quedaban, llorar con ellos, por su suerte o su desdicha. Tocaba no mirar atrás.
Un día, así, a lo tonto, ocurrió lo que pocas veces cada muchos años.
Durante unos segundos, unos ojos y una voz me rebosaban el alma provocando un escalofrío paralizante de esos que susurran un destino en la lengua de Babilonia.

Lo de la voz era lo de menos, pero sabía -lo sabía- que seguir esa voz me llevaría a algo que me estaba esperando. Y tras un mes de camino lo encontré a él.

Y todo cambió.
Visité a viejos amigos en Barcelona y Madrid. Mallorca y París venían prendidos de los bajos de tu pantalón. Los primeros 9.000 kilómetros sirvieron para conocerte mejor, bajo la lluvía, bajo el mar, bajo la noche casi siempre cuando tocaba retirada.
Chick Corea, Stanley Clarke, Al Di Meola, Luís y Hermes. Todos en la misma noche.
A Poquito lo encontré la tarde de antes y todavía anda maullando el muy canalla.

Ha sido un año difícil. Demasiados sacrificios y asunciones. Un año que deja muchas bajas a mi vera y en la de los míos pero con una increíble promesa: un bebé viene en camino y será alto -eso seguro-.

Obviamente nada de esto tiene mucha importancia.
Hoy un médico en Gaza es una de las personas más importantes del mundo.
Esa es una historia importante. La mía no.




Qué le pido al año próximo? A poder ser, que no venga impar.
Y que se deje de mariconadas y se quede más tiempo que este último, a ver si tengo ocasión de ver a Nickelback en directo de una vez por todas, carajo.







25.12.08

Navidad MAUS

No mentiré, iba a dejarme llevar por la indigestión y/o la melancolía pero he caído a las pocas líneas que no tendría nada que decir que no se hubiera dicho ya.
Y no hay cosa que me de más rabia que repetirme.

Así que os hablaré de MAUS.

En uno de esos días tontos en los que te arde el billete de 20 euros del bolsillo y te metes en una tienda de cómics acabé con este libro en las manos. Me dijeron que era bueno: "Es el primer y único cómic que tiene un premio Pulitzer", leí en la solapa. Pena que el propio Pulitzer no me cayera bien. Pero le dí una oportunidad al tomo.


Al abrirlo vi un montón de paginas satinadas en blanco y negro con imágenes de ratones tristes y cerdos campesinos y pronto hice un juicio previo: "Rebelión en la Granja pero en tebeo underground."
Y por eso tardé algunas semanas en decidirme a leerlo. Menos mal que me equivoqué.

Maus es un cuento sincero, conmovedor y bastante objetivo acerca de un judío polaco, Vladik Spiegelman, y su historia de supervivencia durante la II Guerra Mundial.
Podría ser otra historia más sobre el Holocausto, pero es el estilo de su propio hijo, Art Spiegelman, lo que hacen de esta historia un punto de vista completamente distinto, compartido y, por encima de todo, veraz.



¿Qué qué tiene de nuevo?

Para empezar, que no es nuevo. Es un relato que todos conocemos y que los más jóvenes incluso podrían estar cansados de escuchar la misma historia que, de tanto oírla, ya no parece real. Pero este humilde arte goza de todos los recursos literarios y visuales del cine o la lectura y, oh, vaya, sí que es real. Y uno no sabe hasta qué punto.



Un buen ejemplo de la grandeza de esta obra es la iconografía más directa. El autor eligió animales distintos como iconos para simbolizar a cada una de las razas, así, los judíos eran ratones y los názis, gatos. Cerdos eran los polacos, ranas los franceses, perros los estadounidenses.


No puedes quedarte al margen.
No puedes dejar de leer.
No puedes evitar querer a esta familia que, contando el relato en pasado y mostrando sucesos del presente -cuando el viejo superviviente le va contando la historia a su hijo- llenan de detalles humanos el retrato de estas personas, no solo de lo que fueron capaces de hacer para poder sobrevivir a la guerra y a Auschwitz, sino la carga de haber sobrevivido para ellos mismos y sus familiares en lo que les resta de vida.

Publicado en numerosas entregas entre 1980 y 1991, a un año del Pulitzer, esta novela gráfica -para todos aquellos que no bendicen los tebeos- es el mejor de los relatos que hasta la fecha he visto, oído o leído acerca del periodo de la historia más triste de la humanidad.


Maus.





Regálenlo. Pero sólo si de verdad quieren a la persona a la que se lo dedican porque este libro lleva consigo una tremenda carga de historia y conciencia que no querrán aquellos que le pidieron a San Nicolás el reloj de Viceroy o el disco de Tokio Hotel.

19.12.08

Ascazo súbito




Serán cosas mias o que tengo la sugestión subida, pero todo ha sido ponerme a escribir un post navideño y proposicional y venirme una nausea (muy) semejante a la que provoca meterse entre pecho y espalda media botella de vodka negro -como el que tengo en el coche, por cierto-.


Creo que me voy a casa.


Mi estomago no me permite mucho más.

17.12.08

Tributo a Negroponte




Cada vez que leo a Ego se me saltan los puntos.
Cada vez que leo a Toro se me descalza la epidermis.
Cada vez que leo a la pequeña Delirio me resucita la sangre.

Luego estan los camuflados propios y ajenos, los que se esconden y los que escondo.

Siempre me digo que no voy a utilizar esto más que para hacer experimentos,
para no olvidar qué soy, para no dejar de hacerlo.
Y también para no pasar cuentas, no darlas, no pedirlas.
Estoy aquí porque tu me lo pediste.
Porque tu me lo pediste.

Y por mucha velocidad que mi sociopatia alcance cuesta abajo, ahí estais.
Bete y Rubén encendiendo bombillas, Dark y Veronika apoyando la moción.

Y yo volviendo a repetirme: no voy a mirar, no voy a mirar, no voy a mirar...
Escribo para mi, me permito la licencia. Me postro ante vos, amado odiado lector.

Y mientras sigo acordándome de aquella canción soez y de aquella niña que no acabó de nacer,
de aquel piélago de sangre en el asfalto y del romper de la arena en la sien...



Hoy te he vuelto a secuestrar, y tu te has dejado...

15.12.08

I will survive (tómese cada 8 horas)

(C) Arthur De Pins, siempre


Porque ya lo canté borracha para un reportaje de Tv8.
Porque ya escribí un libro, planté un arbol y ¿qué era lo otro?
Porque hoy he dormido como dios con mis patucos fucsias con gato incorporao.
Porque tengo agujetas en los brazos de hacer de (Rey) Negro.
Porque me he zampao otro bote de jarabe de aRce.
Porque he tenido un día country gracias a Griffin House.
Porque cada vez pienso más en cambiar de número de teléfono o de nombre.
Porque estoy hasta el COÑO de mis compañeras de oficina.
Porque dicen que soy muy seria.
Porque el monumento a Caballo Loco se parece un huevo a Juancar.
Porque John Stamos esta cada vez mejor (y seguro que sa tirao a las gemelas Olsen).
Porque Luis Miguel lleva sacando el mismo disco 10 años seguidos y nadie dice nada.
Porque el disco nuevo de los Mojinos es menos malo que los últimos.
Porque este Leónidas tiene una boca que le coje todo (eso decía una compañera de instituto).
Y porque aprobé el Latín de Selectividad gracias a Kevin Sorbo, qué cojones!







.

Hoy tengo el día Gloria Gaynor, esto es así

12.12.08

Vida de gato

Harta razón lleva Toro cuando me filtra al alma eso de "todos tenemos días de esos".

Por eso hoy me lié el burka a la cabeza y recorrí el desierto para robarle un beso a la luz de mi vida. Me reí al verlo: maullaba y me alargaba, brazo inhiesto, una rosa de jardín.

Todos tenemos días de esos. Días de ladrar. Días de maullar.
Eso si, no todos los perros se quejan y no todos los gatos viven bien.
O si no, que se lo digan al Señor Gato, que vive entre la carnicería y el parque de Santa Isabel.
O al Señor Gato Irlandés, que paseaba esta mañana a lomos de su domesticado trotamundos como si del loro de un viejo pirata se tratara...



(C) Duckland, 12/12/08, La Ñora




Prometo no volver a quejarme, Toro, no sea que se vuelvan de plástico mis horizontes (sic).

11.12.08

Talibán-self


Hoy todos los pecados me parecen mortales.

Las tildes se sublevan, las frases se desterminan y yo...
yo no puedo hacer nada.

Racionalizar los problemas no esta bien
porque dejan de ser problemas, bendita empatía.
¿Qué derecho tengo yo a quejarme?
¿Qué mala vida es esta, la mía, acomodada y segura?

Por la esquina de un papel vi de lejos al primer beso.
Sensación de déjà vu y regusto a hiel en el paladar.
Demasiada gente de la que no quiero saber,
solo por el terror del recuerdo de mi misma.
Capaz de perdonar hasta el más abyecto de los pecados,
incapaz de perdonarme a mi misma por semejante tolerancia...
Incapaz de perdonarme por todos y cada uno de mis actos.
Talibán de mi propio velo.

Hoy todo me pesa,
y aunque la vida es vida desde que (te) tengo (,) vida,
hoy todo pesa.

Porque no todo se puede contar y no todo se puede entender.
Porque no todo es tan fácil y no todo puede borrarse.
Porque ese lado mio me acompaña y no puedo compartirlo.

Porque ya se me acabaron las galletas que decían Comemé.

Porque se derramó la última gota de Bébeme.


Igual mañana es distinto. Hoy no.


10.12.08

Excuse me: la cuenta, s'il vous plaít




Aquí ando todavía pensando que hace tantas horas hocicaba las faldas de la Gioconda.


No lo puedo evitar, pensarme todavía en el Louvre hace que las neuronas se vuelvan a vestir de largo para saltar y brincar al ritmo del danzante idioma galo.

Que esa es otra. Benditos galos.
Y bendito sistema de educación español.


París. La ciudad de las luces, la llaman. Igual que a no sé qué siglo.

Los franceses desfilando bajo el arco, orgullosos, por casi todo lo imaginable.


Metro Charles De Gaulle - Etoile. Línea 6, aquí nos bajamos. ¿Derecha o Izquierda? ¿Abbesses o Pigalle? El ticket no sirve: atrapado para siempre en este cepo automatizado. Sigue sin mi, sigue adelante y sálvate tu!

Acordeones y contrabajos saltando de línea a línea, como dices tu. Pero lo que tu no dices es que te devolvieron los 10 céntimos que pretendiste darles. Orgullo parisino. Demasiado para un par de murcianos; licenciados, si, pero murcianos, al fin y a la postre.

Notre Dame convertido en un parque temático para góticos y adictos a las colas. Y una viejecita ataviada de monja sentada en una modesta silla de anea que me liberó -sin que casi te dieras cuenta- de una deuda que llevaba demasiados años portando.

Amables y amados son estos galos. Estilizados, orgullosos, regalados de si mismos y con razón.
Sólo con decir "16 kilómetros" se le llena a uno la boca y el alma. Dieciséis kilómetros de salas que tiene el Rey -que no el Emperador-. Y qué cojones tenía el pequeño gran Bonaparte...

A la Bruni no la vi, tampoco al Sarko, y eso que pensaba que estaría a las puertas del aeropuerto para recibir cualquier aeroplano de españolitos huerfanitos de presidente... Pero vi mucha fachada bonita y estúpidos turistas, de esos que se hacen fotos sobre la bocanada de aire del metro como si no oyeran a la Marilyn revolverse en su tumba...


Pero siempre hay algún recuerdo que sobrevuela lo hortera del europeo medio, como aquel viejo bohemio de boina y barba en el pequeño restaurante italiano que gozaba de la lengua de babilonia a través de su Chianti y que, me gustaría creer, pagaba aquellas jornadas con autorretratos a boli bic...


Música, luz, neón, decadencia y estilismo... eso es París. Sumémosle un precio alto y eso es el París para los turistas. Tan romántico como cualquier otro destino siempre que uno se eche en la maleta los ojos de amar y no los de jugar al teto, que también... Y si no que se lo digan a las chicas de Montmartre.


Por cierto que me encontré una moneda en el suelo de Le 2 Moulins, justo donde Nino Quincanpoix se sentó esperando a la desconocida vestida del zorro.


A unos cuantos metros aguantaba la barra aquel pobre hombre que recitaba ensimismado, no se si llorando o riendo, mirando algo por encima de mi cabeza, aquel que había sido dejado por la bailarina de cancán que ahora -imagino- se hace pasar por condesa en la Riviera...

París huele a perfume y a carne, a colores y niebla, a riesgo y plenitud... París es muchas cosas para mucha gente; para mi, eres tú.
Si, el Sena tiene tus ojos.
Guardo esa moneda, pero no te lo diré hasta mucho después.

2.12.08

48º 51' 29'' N - 2º 17' 39'' E




Un nuevo destino, así sin quererlo.
Primero uno, de lengua familiar y viejo mapa.
Demasiado fácil. Empezamos de nuevo.
Un nuevo destino, finalmente.

No somos nada sin un destino.
El mio, ya lo sabes, Tokelau.
Mi problema es que no tengo prisa nunca.
Tokelau tampoco.
Aún así, ya ves, no dejo de caminar.
Alguna vez el piloto se liará y acabemos en Tokelau,
ya lo verás, mi vida.

En un par o dos de dias volveremos a intentarlo,
igual esta vez si acabamos en Tokelau.
Un viejo aeropuerto, otro nuevo.
Igual esta vez sucede.

Hará frio y no nos importará.
Hárá calor y no será ajeno.

Un nuevo viaje. Ya os contaré.

28.11.08

Dream a little dream on me




What a wonderful world, que huele a castañas.
Pasitos cortos, rápidos, firmes para no fundirme con el frio.
Satchmo hace que todo a mi alrededor sea como su voz, cálido, bonito, sencillo.

Un libro de vampiros, ensaladilla rusa con rosquillas, señorita ¿podría quitarme el hielo? Es que me duele el pelo con este hielo, ya se lo dije antes.

Me voy a ver juguetes y acabo haciéndome amiga de un dinosaurio, ¿señorita, me lo envuelve? ¿necesita hierva o es carnivoro, es que yo no vi parque jurasico y es una pena, ahora que su autor ha decidido extinguirse, sabe?

Let's snow... ah no, no es nieve. Es una señora que sacude una alfombra hacia la gran vía. No importa cuántas Gran vías acumule mi memoria; en todas hay una señora lanzando nieve en polvo. Supongo que las venden en pack indivisible, como los platanos.

Es lunes, maldita sea, y el jueves sale los miércoles salvo por aquel martes que el tiempo se dobló sobre si mismo y ya era domingo así que me decido por una lectura acerca de los romanos en hispania. Estan locos estos celtíberos, con sus estacas, sus excelentes vinos y aceites y sus jamones....

When you're smiling... Hay un cruce de calles en la capital murciana que guarda un secreto inexplicable, y cada vez que paso creo una teoría diferente de porqué hay un increíble olor a algodón dulce sin motivo alguno. La teoría de hoy me convence bastante. Seguramente hay un invisible pliegue espacio temporal que se conecta con el armario ropero de algun Oompa Loompa que guarda allí su ropa de trabajo y claro, de trabajar todo el día con dulces y chocolates, pues el olor se filtra por la grieta y acaba en ese cruce de calles murcianas.

Y mientras Louis y Ella siguen cantando decido volver, pensando que quizá no vuelva a disfrutar de otro paseo como ese en mi ciudad adoptiva, un paseo que hacía años que no repetía, que me conforta el alma y me recuerda que aún tengo que prepararle una sorpresa a otro ser humano que -como decía el conde, libremente y por su propia voluntad- decidió compartirse conmigo. ...Heaven... I'm in heaven...

21.11.08

Lo que combatimos



Una manita que dice adios,

un guiño que sonrie,

un maullido que trae el viento.


Combatimos

contra el absurdo.

Combatimos

contra lo que no se entiende.

por lo insano,

por lo injusto,

por lo cruel.

Yo lo entendí y no sabría el qué.

Veo matar y morir.

Veo luchar y nacer.

Veo escaparse siete vidas a la vez.

Veo tanto

y tan ciega ando siempre

que no puedo por más

que fingir,

que rugir,

que reir...

Que hincar mis huesudos dedos en mi pecho,

y rasgar la carne,

y romper tejidos,

y esquivar lo duro,

y derramar la hiel,

y manchar la tierra ,

manchar la tierra,

mancharla.

Y solo asi, solo,

se detiene.

Lo que combatimos

lo hacemos con lo poco,

con lo usado,

con lo que aprendimos a golpe

de espada y de luz,

de lo injusto y de lo cruel,

de lo admirable,

de lo que nos golpea.

Y los que nos quedamos

solo podemos dolernos

y apretarnos unos con otros

porque, aunque lo combatimos

cuando se quedan huecos

todos estamos un poquito

más solos.

Abrazarse a alguien,

es una forma,

es la mejor forma,

es la única forma,

para no dolernos de ese hueco.



Una manita que dice adios,

un guiño que se sonrie,

un maullido que trae el viento.


17.11.08

Cosas de chicas


Me arden las manos. No me siento las puntas de los dedos. Las agujetas me cantan.
Hoy me ha tocado tirar de tendido eléctrico para un alumbrado rural.

Me gusta ese tipo de trabajo físico y más si es a pie de carretera. Sólo así uno puede percibir realmente cuándo se produce cada cambio o mejora y cuánto cuesta que eso ocurra.
Por eso no me duele subirme a camiones, patear carreteras, pelearme con ingenieros y demás energúmenos sapientes técnicos o, como en el caso de hoy, trastear con grúas y pesados tendidos eléctricos. Soy licenciada en periodísmo pero no por ello una rata de escritorio (que también).

El único problema viene con las miradas.

Decía el fulano de aquella road-cute-movie llamada Elizabethtown ser un especialista en últimas miradas, "aquellas que la gente te hecha cuando cree que no volverá a verte".
A mi me pasa igual con las miradas machistas. Soy una experta en recibirlas, detectarlas y catalogarlas.


Aclaro: soy de la opinión de Verónika. Nada de -ismos. Persona, por favor. Todo lo demás me suena a sectas y/o radicalismos éticos varios.

Así, de menor a mayor incidencia, encontramos los siguientes tipos o especímenes:


Las abuelas

Se quedan mirando con la boca abierta llegando a estacionar su carrito de la compra en plena vía.
Grado de machismo: Casi nulo.
Mi impresión: Adorable.
Su impresiòn: "Hay que ver, la zagalica, qué valiente. Esta valdría pa espabilar a mi nieto, que esta hecho un gandul..."


Las marujas

Se quedan mirando con una expresión entre la sorpresa y el escepticismo con cierto recelo.
Grado de machismo: Tradición y calidad al alcance de sus fogones!
Mi impresión: Jodeos.
Su impresión: "Uh, la zagala conduciendo un camión. Será una lesbiana d'esas. Esta verás como no se casa"


Los hombretones castizos

Se quedan mirando llegando a volver la cabeza si procede y a los pocos segundos lanzan al viento algún estribillo eppañol si les parece conveniente.
Grado de machismo: alegre, tradicional e inútil melodía del ego.
Mi impresión: sin comentarios.
Su impresión (explícita): "¡¡VIVAN LAS ZAGALAS DE MI PUEBLO!!", "¡¡OLE LA RUBIA DEL CAMIÓN!" "¡¡VENTE A MI CASA A TIRAR DE LA MANGUERA, GUAPA!!" (ejemplos reales).


Los machomanes de pelo en pecho


Ya hablamos de interactividad. Una cosa es trabajar sola y otra acompañada de estos especímenes. Estos se caracterízan por dudar de mi aspecto y mostrar recelo inicial para luego intentar ser galantes sin que se les note que no les gusta que una chica haga su mismo trabajo -con la misma destreza o fuerza-.
Grado de machismo: alto pero educadamente disimulado.
Mi impresión: No me enseñes músculos que soy de letras.
Su impresión (explícita): "Ehh... espera que no te hagas dañ.." "Espera que te ayud... eh..." "Estas fuerte, eh?", "Tu juegas al futbol, no? Porque tienes piernas fuertes" (ej. reales)


Los gilipollas a secas

Estos son pocos, pero hacen ruido. Escudriñan sin pudor alguno si esa personita que les mira desde abajo puede estar realmente diciendo lo que dice. No quieren que una niña trate sus cosas, ni sus gestiones y ni hablar de recibir sus cobros. Acompañan todos sus efluvios y exabruptos con un "nena" o "nenica".
Grado de machismo: Garrulismo máximo (Mama Ladilla alirón!)
Mi impresión: Esta mano de nena te puede partir la cara de 50 formas distintas.
Su impresión (explicita): "¿No esta tu jefe, nenica?"
Su impresión (implícita): "Soy un repulsivo impotente sudoroso y maloliente que hace 30 años que no me veo el pene porque se me calló de lo macho que mi madre me parió y no serás tu quién venga a decirme cómo tienen que hacer las cosas los machos como yo".



A menudo batallo con toda esta gama de persojanes que hacen que me replantee en qué consisten realmente las "cosas de chicas", ya que, aunque podría hacer de mi vida un festival de cosplay shojo y llenarlo todo de globos, burbujas y plumas de colores, también me gusta jugar con los camiones y con las cosas de chicos... Literalmente, que lo cortés no quita lo atrevido, no?

13.11.08

La tele es así(n)



La tele es paradójicamente parecida al concepto de libro: no porque sea un libro tiene que ser bueno, y si no, que se lo digan a la Quintana. Y la tele, pequeñuelos, no porque salga la Quitana es necesariamente mala.

Anoche me decía mi heroe que había soñado ser un personaje de Me Llamo Earl. El hecho en si, alejándonos de Freud, venía provocado por un gran atracón, tanto de dicha serie como de carne roja. De igual forma, mi santa madre dice habérselas visto con House o un hermano mío (el humano) dice tener pesadillas con los bigotudos Adam y Jaimie .

Pero no lanzaré pajas a tejados ajenos porque el mio esta lleno de cátodos y de packs por temporadas de a granel. Soy lo que como, que decía aquella, y yo soy teleserievisiva. Americanamente hablando, para más COPYRIGHT (dejemos los acrónicos no laicos para Reig Pla, para que tenga algo que hacer ahora que le han plantao en la UCAM, pobre hombre).

No me iré mucho por las ramas pero entre mis descargas seriales habituales se encuentran dos series que vienen precedidas por sus brillantes (y/o curiosos) inicios: Heroes y Smallville.

No me gustan los spoilers (*dícese de aquello que siempre se ha llamao cotilleo previo), así que solo diré que aquellos que solo vieron la primera temporada de Heroes, que no sigan. Por su bien y el de su buen (re)gusto.

Lo de Smallville es caso aparte. Nunca fui fan de las teen-series, ni siquiera cuando me correspondía. Es mi amor platónico y platérico (testarudo como el équido de J. R. Jiménez) por el grandullón de la capa lo que me hacía pegarme a la risoria serie allá por mis años de estudiante de carrera.
Muchas eran las barbaridades y absurdismo de esta serie en sus primeros tiempos (señalar como ejemplillo que el jovenzuelo Tom Welling afirmaba tener 15 años cuando calzaba los 25), pero todas esas cosas eran ínfimas comparadas con el mito.

Hoy en día se graba el octavo año de esa serie:

Clark ya trabaja en el Daily Planet acompañando a una Lois que está a la altura de la mejor de todos los tiempos, la Kidder pre-esquizofrénica. Y, ahora que todos los demás protagonistas abandonaron la serie por su propio desorden moral, solo nos queda ver cómo, capítulo a capítulo hasta el último y final, la cegarruta de Lois se enamora del bueno (en todas sus acepciones) de Clark y como este, por su parte, se piensa qué tal le queda la licra a la altura de las íngles. Y yo tan contenta y privá como cada vez que se inventan el momento.

Prefiero dejar de pensar cuando veo esa serie: que Doomsday haya pasado de ser una engendro genético inmortal a ser un conductor de ambulancias de chichinabo es algo que me hace volver a buscar mis cuchillas de suicidio del nº 5.


Qué le voy a hacer? No se qué decir de eso del g-20, ni de la crisis (mediática) ni de las competencias de Garzón. Ante eso me quedo indefensa y vulnerable, y siempre busqué en el cielo a mi Superman particular que me levantara los pies del suelo.






Por esa razón y no otra estudié periodismo. Lamento no ser más objetiva.

10.11.08

Y allí estaba ella.






Hoy salí a la calle y allí estaba ella.

Tan alta, tan azul, tan pequeña y tan blanca.

Al principio se asustó pese a ser yo más bajita,

y al segundo me abrazaba desde arriba,

tan alta ella, y tan azul, pequeña y blanca.



Hoy salí a la calle y allí estaba ella.

Asalté su cintura con las puntas de mis dientes,

oh, sorpresa!

La reina se reía, y sonreía, y se limpiaba sus gafas,

¿o se las cambiaba?



Hoy salí a la calle y allí estaba ella.

Me veía en los espejos de su rostro,

yo tan bajita, tan roja, tan rechoncha y oscura.

Y ella reía, y sonreía y lanzaba amables chispitas.



Hoy salí a la calle y allí estaba ella.

Con sus pies juntitos, aún dejaba sus pisadas tras de si,

carcajadas invisibles de pequeños seres,

que la rodean y cuidan de ella allá donde va.



Hoy salí a la calle y allí estaba ella.

La viva imagen de lo esbelto, de lo amable,

de lo dulce y compungido.

La reina!! La reina!!

La reina... si, pero la mía.



Tan alta ella, y tan azul, pequeña y blanca.

Hoy salí a la calle y allí estaba ella, Veronika.


8.11.08

Double Fault


Sharapova se propuso aquel día revitalizar por fin aquel deporte de élite.

5.11.08

Conexiones



Gana el cordero blanco con piel de lobezno de dientes romos (de adamantium).
Los San Fermines se correrán ahora en California, gazpacho el día de Acción de Gracias.
Me pregunto si la marcha del millón está colgada en youtube.
Alguien que conozco me dice esta mañana que ahora se pondrá de moda decir "negro".

Ego anda pletórica, sé que es ella porque sigo sin enterarme.

Mis manos tienen varios lustros, mis ojos, postizos, mi estómago, el de un niño gordo americano (en París).
París. Eso me recuerda algo. A ver cómo se lo digo.
Barcelona, Madrid, Palma. Tadousac, Luca, Itapemirím.
Dentro de 11 horas hace 123 días pensaré si detenerme o seguir andando.
Dentro de 7 meses un hada dará a luz a otra hada.
Perpleja y emocionada ando. Afortunada por las hadas y los jugadores de nintendo.
Y con los pies mojados, que ayer se me olvidó volar y los charcos,
dónde vivo,
son de todo menos charcos.

Igual que ayer quisimos ponerle una calle a la madre del portero, hoy todos somos un poco más negros, más americanos que nunca y todo es como mucho más exótico, posible y renacentísta. Nostradamus no lo vió venir, con la de cosas que ese hombre fumaba?

Lo dicho, todos somos americanos hoy: mi madre miraba fijamente la tele, el gato miraba con el mismo interés el tambor de la lavadora.
Me apunté con el gato, obviamente. El centrifugado me resulta fascinante.

29.10.08

Gato canalla




Andaba yo retozando,
colmando el apetito,
mesando mi cabello,
limpiándome las migajas
que, despistadas o arrogantes,
caen desde la mesa de la cocina,
cuando, oh sorpresa!
Quién? Cómo? Cuándo?
Un muchacho me mira,
desde fuera, pícaro.
Me guiña un ojo
a través de la ventana.
Apenas un segundo y huye,
el muchacho,
joven, de unos 14,
jersey oscuro,
ojos verdes, chispa al canto.
Quién? Cómo? Cuándo?
Mi madre me dice,
que el gato anda raro,
que mira raro,
que pesa raro,
¿cómo que pesa raro?
Que si, que pesa raro.
El gato anda raro,
el mismo que saqué del frio,
el mismo que crié,
el mismo gato que se resguarda,
canalla,
bajo mi cama cuando no estoy.
Mi madre me dice,
el gato no está,
el gato se ha ido,
el gato ...
Ah, no, ahí está.
Con su pelo oscuro
y sus ojos verdes
y su brillo al canto.
No encuentro al muchacho,
el gato me mira,
pícaro.
No le diré a mi madre,
que he visto al gato,
cuando era muchacho,
y se ha dejado ver,
canalla,
y me ha guiñado un ojo,
pícaro,
como cuando lo saqué del frío.
También podía haberse
quedado a comer,
con cubiertos,
por una vez.
Gato canalla este.

27.10.08

Cuadro




Nunca completo,

solo esbozos donde miras,

un cuadro.

Un cuadro de los cuadrados,

de los de buscar sus esquinas

allá, al final,

donde se acaba la línea,

de dónde cambiar de rumbo,

de hasta porqué y desde cuándo.

Un cuadro cuadrado

de los que mirar en el centro

y encontrar,

ganando al tiempo,

motivos para abrir la boca,

sugerir, asentir, señalar, divagar,

y finalmente ocultar el sinsentido.
Allá dónde miro,

lo veo, atando, recogiendo.

Hebras,

cada vez más fuertes, rígidas,

sostenidas como tu do y mi re.

Trazos,

azules y verdes,

rojos y amarillos.

Sombras, luces y jabón.

Un cuadro al que seguir mirando,

señalando, divagando,

sugiriendo, asintiendo.

Un cuadro que es mio, tuyo.

Ahora completo.

Ahora, a pintar.

22.10.08

Tu también eres Napoleon




Me evado. Me pierdo. Me elevo. Me despisto con un papel tirao, que dice mi madre.
Llevo varios días caminando mirando al cielo y a las piedras pero no al frente.
Mientras me meto un tiburón de gominola en la boca decído que quiero viajar a Metrópolis, en Illinois, solo para posar, cual Obama sin candidatura, frente al Gran BoyScout y presentarle mis respetos. Mi peregrinación al invicto Vaticano me dejó francamente fría: no me dejaron entrar por mostrar mis sugestivos tobillos, me acordé de Groucho y me volví al bar.

En unas cuantas horas pasaré de nuevo por ese templo abierto lleno de olores y palabras de bocas torcidas que por lo general suele hacerse llamar aeropuerto. Igual que siempre, no hay motivo más que el de despistarme de esta vida mía. Lo especial de este viaje, en cambio, es que se me ha unido un compañero de viaje. Cae otro tiburón. Sabe a limonada de caucho. Espero aguantar al menos unas horas antes de liarme a palos con mi compañero.

Ah, espera, no lo he dicho: Mallorca. A una hora de dónde vivo. Una hora más cerca de Tokelau. Ya queda menos.

Pero me evado, me lio, me despisto. Yo estaba hoy aquí para contaros porqué todos tenemos un poco de Napoleón dentro. Bonaparte no, Dynamite.
Quien no haya visto esa película, debería. Yo era así, pero en niña murciana.

Yo también me guardaba comida en los bolsillos para cuando nadie me viera.
Yo también tenia familiares capaces de comprar máquinas del tiempo.
Yo también corría de forma estúpida cuando me avergonzaba.
Yo también tenía un grupo de amigos absolutamente geeks.
Yo también dibujaba seres mitológicos y caricaturas que luego regalaba.
Yo también eché a correr por el desierto para no llegar tarde a la cita.
Mis amigos también eran como Pedro.
Mis enemigos también eran como Summer.

Y, al final, yo también dejé a todo el mundo boquiabierto.
Y lo mejor de todo es que todos hemos sido Napoleon. Y lo sabes.

No sé cuántas veces he visto esa película, pero siempre acabo con una gran recarga de ¿autoestima? ¿paz interior? ¿frikismo puro y duro?

Da igual. Vote for Pedro. No se arrepentirán.

18.10.08

Talking street



Estornudo.

Miro la calle vacía llena de sombras anaranjadas y opácas; ha anochecido.
Demasiado a menudo estoy en lugares oportunos en horas inoportunas y la sensación de que un armagedón silencioso ocurrió cuando yo no miraba me invade frecuentemente.

No es un secreto que nunca me haya gustado demasiado la gente.
Cuestión de gustos. Lo que sí me gusta es ver los rincones que habitualmente están poblados de personas completamente desiertos, silenciosos, esperando ser preguntados por llevar demasiado tiempo guardando secretos.

Las fachadas recogen el eco de mis pasos y puedo escuchar como lo difunden. Diría que se alegran de verme a estas horas. O igual no.
Unos metros más adelante, junto al bordillo de una acera, veo un chupete. Un chupete rojo. Presto atención y la acera me cuenta que realmente no es lo que parece: no es un niño llorándole a su despreocupada madre.

Al parecer ese chupete pertenece a un chimpacé bebé que acaba de ser adoptado por una familia de trapecistas de mayas deslucidas y levantadores de peso de bigotes enroscados. Ese mono se llamará Manuel, o Lola y morirá dentro de dieciocho años, cuando no pueda adaptarse al pequeño rincón del cráter de Ngorongoro, en Tanzania, donde lo suelten cuatro comeyerbas indocumentados de greenpeace.

Y mientras la acera me cuenta eso, escucho otros pasos tras de mi y me vuelvo pétrea: no lo negaré, no me gusta la gente y mucho menos la gente que me persigue.
Los ciegos escaparates me devuelven sus ojos y puedo ver discretamente la figura de un tipo que se acerca demasiado para mi gusto. Aprieto el paso y de paso, el bolso a mi cadera.

Nuevamente otro favor a mi favor.
De repente, una esquina. Y al doblarla, una plaza.
A cada paso la sangre bombea fuerte en mis sienes y me veo acorralada y mal adaptada al medio, como el dichoso mono en Tanzania.
Maldita sea, no quiero acabar mis días siendo pasto de mi propia ineptitud!
Giro la cabeza y ya no hay nada tras de mi.


Estornudo.

Joder, cómo odio las calles que no tienen nada que contar...

16.10.08

Duck, de Duchovny (III) y fin.

Y en esas estaba yo cuando una mañana de mayo de 1997, un compañero de clase -futuramente gay- me señaló con sorna, mofa y befa que el actor a quien yo seguía y quien había pasado unos cuantos años de excesos sexuales, se casaba con una chica que acababa de conocer pocos meses atrás. Y fíjensé ustedes, me alegré por él. Y al compañero casi lo mato.

Hoy, once años después, leo en internet, desde mi lugar de trabajo que nada tiene que ver con la carrera que estudié y entre los post de mi novio y los emails de mis amigas, que aquel actor que me convirtió hace años en una coleccionista de la talla del dueño de La Mazmorra del Androíde, que ese actor, digo, se ha separado de su esposa.
Y aunque aun recuerdo el color de su corbata de bodas, ya no importa.
Y aunque recuerde un breve dialogo virtual entre ambos, ya no importa.
De hecho, ese señor no ha importado nunca realmente aunque sí la idea y el implícito favor propio por haber elegido mi propia forma de definición.

Duck, de Duchovny.

16.10.08

Duck, de Duchovny (II)

Lo único bueno de pasar varios años escondiéndome para escribir es que mi vena tragicómica se vió fortaleciza gracias a las clases de teatro con las que fue amenizada mi vida.
Empezaba a gestarme como una escritora atormentada abocada a la tragicomedia y el alcohol.
Pintaba bastante bien.

Lamentablemente encontré algo que me sirvió de bálsamo y mi carrera dramatúrgica se vió cercenada por ello. Por él. Un actor, una serie. Un vehículo de evasión que, lejos -lejísimos- de la internet, ocasionaba no pocos quebraderos de cabeza y, oh si, un valuarte de tráfico de cintas de video que rularon por mi estafeta de correos procedentes de todo el país y adyacentes siendo, por aquel entonces, toda una proeza.

Mis problemas de inserción social provocaron que mi afición a dicho actor no fuera del todo "común": lejos de las energúmenas imágenes de estrógenos andantes pro-ot y similares, mi afición se basaba en el respeto y admiración más absolutos. Era friki, si, pero muy educada. Cada "trofeo" que leía, que veía, que conseguía era una piedra más del camino que me alejaba de ser "normal" pero también del psiquiátrico más cercano. Una marca invisible en mi muñeca izquierda que me recuerda un favor debido.

Seguí escribiendo y llorando mi suerte. Pero cambié la mala vida por cintas vhs. Claro que la mala vida es como la idiotez, persistente y pegajosa como ella sola y un destino que incluyera aceras de madrugada y alcohol no llamaría una sola vez a mi puerta. Pero eso sería bastante después. ...


16.10.08

Duck, de Duchovny (I)

Esta mañana decidía no volver a escribir un solo post pensando en quién lo va a leer, en aparentar cordura y buen gusto, en escribir como cuando sabía escribir.
Esta mañana decidía que no sé escribir. Y me he quedado mucho más tranquila.


Recuerdo una mañana de mayo de 1997.
Camisetas anchas sobre pantalones de ciclista, zapatillas J.Hayber y clase de educación física en el instituto con la misma profesora que, poco despues, se volvería loca al quedar encerrada en el almacén de balones durante un fin de semana. No, todavía no teniamos móviles.

Aunque nunca lo aparenté, mi actitud era bastante clara: si hubiera existido la palabra y los medios, fácilmente me hubieran tirado huevos los no-emos.

Quizá no fue para tanto, pero conforme escribo, recuerdo los largos pasillos de persianas bajadas y las puertas abiertas que solo yo conocía cuando las frecuentaba, buscando dónde meterme durante los ratos en los que debería estar socializando con otros humanos de esos.
En la época en la que cada cual debe definirse, a mi no me gustaba ni una sola de las acepciones que se me ofrecían. Razón por la cual, opté por no elegir. ...

11.10.08

Biodraminas: Pomponio el Grande

Hay veces que para afrontar un viaje es necesario echarse previamente la biodramina al coleto. Y es que uno no tiene porqué tener siempre el destino claro: hoy me voy a Barcelona, a Tokelau o a la panadería de la esquina. Bien.
Por eso es bueno salpicar las paradas y estaciones de pequeñas biodraminas que nos hagan la espera más llevadera. Y si además nos echan sal en las heridas mejor: no hay nada como lo que escuece para curar llagas del tipo que sea.


Esta primera biodramina es una novela corta de Eduardo Mendoza:
"El asombroso viaje de Pomponio Flato"
, en Seix Barral.

En el siglo I de nuestra era, Pomponio Flato viaja por los confines del Imperio romano en busca de unas aguas de efectos portentosos. El azar y la precariedad de su fortuna lo llevan a Nazaret, donde va a ser ejecutado el carpintero del pueblo, convicto del brutal asesinato de un rico ciudadano.Muy a su pesar, Pomponio se ve inmerso en la solución del crimen, contratado por el más extraordinario de los clientes: el hijo del carpintero, un niño candoroso y singular, convencido de la inocencia de su padre, hombre en apariencia pacífico y taciturno, que oculta, sin embargo, un gran secreto. (R)Seix Barral.es


Ríanse a gusto ustedes con los prosaicos historiadores que tanto abundan ultimamente, con los relatos policíacos o la novela de consumo: esta obra es tan insólita y "romana" como divertida. Un revitalizante y cínico descubrimiento de 192 páginas, a saber:

Pomponio sobre la legislación judía:
"Debido a esto, los judíos andan siempre arrepintiéndose por lo que han hecho y por lo que harán, sin que esta actitud los haga menos irreflexivos a la hora de actuar, ni más honrados, ni menos contradictorios que el resto de los mortales. Sí son, comparados con otras gentes, más morigerados en sus costumbres. Rechazan muchos alimentos, reprueban el abuso del vino y las sustancias tóxicas y, por raro que suene, no son proclives a darse pro el culo, ni siquiera entre amigos."

Dentro de la espiral actual de bestsellers basados en el mismo patrón o los contratos esclavizantes a escritores que acaban por envolver la misma rutina linguística entre dos tapitas duras, Mendoza regala, de manos de Pomponio, un buen ejemplo de hacia dónde devería evolucionar la novela histórica.

8.10.08

Lluvia

*Sunflakes and rain by mcaksoy


Llueve y no poco. Cuando llueve donde vivo se huele a calor y tierra mojada.

Cuando la última gota toca el suelo se posa, liviano, sobre el asfalto y la hierba, un manto de silencio y resaca que me recuerda a los minutos previos a la salida del sol de invierno. Nadie suele verlo, aún andan metiendo el morro bajo sus paraguas y valgamé los cielos.

Empleé los últimos siete mil kilómetros en enamorarme de ti. Ahora, apenas otros mil kilómetros más, bien podrías pedirme ¿qué se yo?, quince hijos que igual me lo pensaba fría y calmadamente. Mientras sean hijos y no avales, soy toda tuya.
Quién me ha visto y quien me ve.

Hoy le contaba a una de mis conciencias -esto de las subcontratas es un chollo- que no podría pedir más. Mentira. Tiempo, aunque sea de baja calidad, siempre viene bien. Ella, mi conciencia, digo, se limita a gritar al otro lado del auricular la falta de verguenza a la que nunca ha terminado de acostumbrarse por mi parte. Alguna vez debería llamar a alguien para nada.


La Winehouse se me ha colado en el coche. Ella y el bueno de Mulder encarán eso de las adicciones como buenamente pueden. Sexo y drogas para la zona vip: cosas de estrellas. Yo me conformo con mantener en tres dígitos el montante de la cuenta corriente. Solo tengo como vicio reconocido ir dejando mis pasos por sucios aeropuertos y caminos de aceras y cal. Los otros vicios no suelo llamarlos como tal, sino más bien "aficiones poco transitadas": devoro otro capítulo más de Watchmen.

"El uno para el otro" y Rorschach que venga y lo vea.
Sigue lloviendo. Echába de menos esto. Y a ti.

30.9.08

Infiel (y no mires a quién)

Te he sido infiel, cariño.

¿Recuerdas mi inquietud? ¿Mi sudor frío? ¿Mis dolencias gastro-neuro-intestinales?

Si, lo reconozco. Era por él. Un viejo conocido a quien no te presenté.
Lo siento, cariño. Te he sido infiel.

Entiéndelo: yo fui débil y él venía envuelto en su flamante coraza blanquirroja, como si de un arrogante fan del atleti se tratara. No lo pude evitar.

Sé que no te gustaban mis antiguas compañías y por eso no te lo presenté!
Incluso yo misma me sorprendo de mis actos...

Pero no sufras! No! Intentaré que sus dulces lisonjas y su contagiosa tranquilidad no vuelvan a provocarme... Porque yo te quiero a ti, claro.

Te he sido infiel, cariño.
La tarde de ayer la pasé con el viejo Lexatín.


28.9.08

Amanece, creo.



Levantárte a las seis de la mañana tiene algo de catártico:
durante ese día podrás mirar a todo el mundo por encima del hombro.
Una hora extraña, silenciosa y solitaria. Una hora muy mía.
Lástima que la pereza me tenga tan alejada.
Un gato me mira, canalla, desde fuera del islote.
Por lo demás, me muero de sueño.

Será que me cuesta cambiar un mundo por el otro.

27.9.08

Viaja conmigo

No necesito mucho más que un par de llaves, un pañuelo y un peine.
Ah, claro, y tu mano.
A ser posible, con todo lo demás, siempre que te venga bien.


Quiero llevarte a Tokelau. Quiero llegar allí antes que el tiempo, espero que no te importe.
Claro que tampoco sé cómo llegar, así que me temo que iremos descubriendo el camino inventando rutas. No te preocupes, dormiremos en rincones del aire, caminaremos por pasos de arena y cal y, cuando tengas sed, te llevaré a rios que solo yo conozco.

El viaje a Tokelau puede ser largo o puede ser corto.
Gracias, por anticipado, mi compañero de viaje.

El primer paso lo daremos pronto, muy pronto. Ve preparando tus juguetes, tu pañuelo y tu peine, no sea que Céfiro nos lo revuelva. Gracias, por anticipado, querido compañero de viaje.