Nunca completo,
solo esbozos donde miras,
un cuadro.
Un cuadro de los cuadrados,
de los de buscar sus esquinas
allá, al final,
donde se acaba la línea,
de dónde cambiar de rumbo,
de hasta porqué y desde cuándo.
Un cuadro cuadrado
de los que mirar en el centro
y encontrar,
ganando al tiempo,
motivos para abrir la boca,
sugerir, asentir, señalar, divagar,
sugerir, asentir, señalar, divagar,
y finalmente ocultar el sinsentido.
Allá dónde miro,
lo veo, atando, recogiendo.
Hebras,
cada vez más fuertes, rígidas,
sostenidas como tu do y mi re.
Trazos,
azules y verdes,
rojos y amarillos.
Sombras, luces y jabón.
Un cuadro al que seguir mirando,
señalando, divagando,
sugiriendo, asintiendo.
Un cuadro que es mio, tuyo.
Ahora completo.
Ahora, a pintar.
4 viajeros:
Yo no pinto nada.
Te envidio.
Besos.
No te creí. Y tenía razón. Y me alegro. Y no sabes cuánto.
Un beso, duck
No asientas.
Pinta.
Pero que no sea en negro. Aunque esos se vendan todos.
Un (b)eso desde la casualidad
Cómo cuesta combinar los colores con los que pintar el cuadro de la vida, verdad? Pero qué bien gran satisfacción al conseguir la mezcla exacta que buscabas, o al encontrar un color que ni siquiera sabías que existía - de tanto mezclar oleos con oleos - pero que resulta que te encanta.
Ale, a pintar, que ya tienes gran parte de la paleta preparada!
Por cierto, hoy he vuelto a pintar, tu sabes lo que te digo :)
Beso.
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