La tele es paradójicamente parecida al concepto de libro: no porque sea un libro tiene que ser bueno, y si no, que se lo digan a la Quintana. Y la tele, pequeñuelos, no porque salga la Quitana es necesariamente mala.
Anoche me decía mi heroe que había soñado ser un personaje de Me Llamo Earl. El hecho en si, alejándonos de Freud, venía provocado por un gran atracón, tanto de dicha serie como de carne roja. De igual forma, mi santa madre dice habérselas visto con House o un hermano mío (el humano) dice tener pesadillas con los bigotudos Adam y Jaimie .
Pero no lanzaré pajas a tejados ajenos porque el mio esta lleno de cátodos y de packs por temporadas de a granel. Soy lo que como, que decía aquella, y yo soy teleserievisiva. Americanamente hablando, para más COPYRIGHT (dejemos los acrónicos no laicos para Reig Pla, para que tenga algo que hacer ahora que le han plantao en la UCAM, pobre hombre).
No me iré mucho por las ramas pero entre mis descargas seriales habituales se encuentran dos series que vienen precedidas por sus brillantes (y/o curiosos) inicios: Heroes y Smallville.
No me gustan los spoilers (*dícese de aquello que siempre se ha llamao cotilleo previo), así que solo diré que aquellos que solo vieron la primera temporada de Heroes, que no sigan. Por su bien y el de su buen (re)gusto.
Lo de Smallville es caso aparte. Nunca fui fan de las teen-series, ni siquiera cuando me correspondía. Es mi amor platónico y platérico (testarudo como el équido de J. R. Jiménez) por el grandullón de la capa lo que me hacía pegarme a la risoria serie allá por mis años de estudiante de carrera.
Muchas eran las barbaridades y absurdismo de esta serie en sus primeros tiempos (señalar como ejemplillo que el jovenzuelo Tom Welling afirmaba tener 15 años cuando calzaba los 25), pero todas esas cosas eran ínfimas comparadas con el mito.
Hoy en día se graba el octavo año de esa serie:
Clark ya trabaja en el Daily Planet acompañando a una Lois que está a la altura de la mejor de todos los tiempos, la Kidder pre-esquizofrénica. Y, ahora que todos los demás protagonistas abandonaron la serie por su propio desorden moral, solo nos queda ver cómo, capítulo a capítulo hasta el último y final, la cegarruta de Lois se enamora del bueno (en todas sus acepciones) de Clark y como este, por su parte, se piensa qué tal le queda la licra a la altura de las íngles. Y yo tan contenta y privá como cada vez que se inventan el momento.
Prefiero dejar de pensar cuando veo esa serie: que Doomsday haya pasado de ser una engendro genético inmortal a ser un conductor de ambulancias de chichinabo es algo que me hace volver a buscar mis cuchillas de suicidio del nº 5.
Qué le voy a hacer? No se qué decir de eso del g-20, ni de la crisis (mediática) ni de las competencias de Garzón. Ante eso me quedo indefensa y vulnerable, y siempre busqué en el cielo a mi Superman particular que me levantara los pies del suelo.
Por esa razón y no otra estudié periodismo. Lamento no ser más objetiva.
3 viajeros:
Es una razón de altos vuelos.
Besos.
La tele es gloriosa.
La radio, más.
Yo soy más de 'CSI' y 'Psych'.
Ah, y 'El juego de tu vida', por supuesto.
Besos deportivos
Jaja,
Yo hice periodismo para ser corresponsal de guerra... qué lástima!! Me enamoré de Jon Sistiaga en Irak y desde que era una cría seguía todas las penurias del mundo a través de Informe Semanal.... así de trastornada estoy ahora que soy "adulta"
Por cierto, veía la serie "Periodistas", pero lo que más me gustaba era José Coronado de redactor jefe, que tenía su punto :P
Muaks!
Publicar un comentario