Robo dos caramelos de la caja de caramelos. Son para los clientes pero ellos nunca vienen hasta aquí. Manchas de carmín, tasas, tráfico, barro y metal. Una playa de fondo de escritorio, un bocadillo de calamares light. Definitivamente no era esto lo que yo quiero ser de mayor. No parece que mi nombre vaya a ser escrito en letras en relieve o troqueladas o en neón, Times New Roman o Garamond, cuerpo 14, bold.
Sólo me queda mi pequeño universo multipolar y pluscuamperfecto donde llueven sacos de dormir y todas las hadas trabajan los domingos por la mañana. Y el armario, claro, el armario.
Y ahora, ¿de qué me quejaré?
2 viajeros:
Ni tu nombre ni el de casi nadie, y qué?
Todos soñamos alguna vez que eramos los elegidos, y luego pues eso, que no, pero y qué?
Entonces hay que chapotear entre el barro e intentar pasarlo lo mejor posible.
Bueno, yo hablo, hablo, hablo y hablo, doy unos consejos de puta madre que luego no me aplico, pero eso es lo que creo que debería ser.
Quéjate lo que quieras.
Sólo faltaría.
Bocadillo de calamares?, donde estuve aquel año comí los mejores bocadillos de calamares del mundo.
Buenísimos.
Luego los he pedido en otros sitios pero nada que ver.
Besos.
No olvides una cosa: Tu nombre queda clavado en el alma de aquellos a los que hiciste feliz, a los que hiciste sonreir, a los ayudaste, te quieres, te querrán o te han querido. Ese es el mejor recuerdo de la vida.
Quizás no puedas cambiar el mundo, pero sí haces un poco mejor el pequeño mundo de los que te rodean. Hay mayor logro que ese?
Pues eso, he dicho.
Beso.
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